Aplausos
Kevin Kline, una carrera en zigzag

En septiembre, durante el Festival de Toronto, sólo una película se ganó, al terminar, el aplauso cerrado de un público de críticos y profesionales de la industria, no muy dados a ponerse a aplaudir en un cine. Fue en el estreno oficial de The Emperors' Club y a la salida se escuchaban comentarios proclamando a Kevin Kline como candidato seguro al Oscar.
Cuando le referí esta reacción entusiasta a una amiga que es miembro votante de la Academia en Hollywood, me respondió muy escéptica: ``Sí, es verdad que la película es muy buena, pero es un poco sentimental y la Academia es alérgica a esos temas. Cuanto a Kline, es indudablemente el mejor trabajo de su carrera, pero --aunque es un actor muy serio-- sólo lo premian cuando hace de payaso''.
Cruel punto de vista, pero verificable. Kevin Kline ganó su primer premio Tony en Broadway por On the Twentieth Century, una comedia musical donde reveló por primera vez su hilarante habilidad acrobática. Su segundo Tony fue por The Pirates of Penzance, como el ridículamente emperifollado Rey de los Piratas en la opereta de Gilbert y Sullivan. Y ni hablar de A Fish Called Wanda, que le valió un Oscar de actor secundario en una farsa donde fascinó con su descoyuntado desparpajo.
Kline ha pasado años tratando de eludir esa imagen, pero no se puede borrar lo imborrable. Le ha dado inspiración casi de ballet a la comedia de golpe y porrazo y lo han llamado ''Virtuoso del Slapsttick''. Muy halagador, pero elogio de doble filo para un actor que, en el Public Theatre de NuevaYork, es aún recordado como uno de los más brillantes Hamlets de su generación.
Ahora Kevin, que acaba de cumplir los 55 años, ya no está para hacer de tirabuzón humano. Acepta su edad en The Emperors' Club, en el papel de Hunderth, profesor de Historia Antigua en una aristocrática Academiapara vástagos de prominentes familias. Hunderth sacrifica treinta años de su vida al magisterio y, como amargo premio, recibe la traición de su alumno favorito y de su mejor amigo en la facultad. Se impone moralmente al final,pero es contradictorio triunfo en el ocaso.
Es otro pináculo en una carrera en zigzag. Nació el 24 de octubre de l947 en St. Louis, Missouri y se graduó de la universidad de Bloomington, Indiana. De familia influyente, le esperaba gran futuro en su localidad, pero se fue a Nueva York a completar sus estudios teatrales: era lo único que le interesaba en este mundo, por más trabajo que le costara.
En la Academia Juilliard, pronto se convirtió en uno de los alumnos predilectos del legendario John Houseman, que lo entrenó como actor shakespeariano y se lo llevó, a los 25 años, como miembro destacado de una compañía de teatro clásico, en exitosas giras por los Estados de la Unión. Mucho prestigio, poco dinero y, al disolverse el conjunto, Kline volvió a Nueva York en la extraña posición de insigne desconocido.
Se ganó la vida con la telenovela Search for Tomorrow y regresó al teatro de la forma más impensada, cantando, bailando y payaseando en On the Twentieth Century. Le robó el show a la estrella, Imogene Coca, y --como ya dijimos-- ganó su primer Tony, con el segundo Tony por otra payasada en The Pirates of Penzasnce. El director Alan Pakula percibió en él a un actor de múltiples facetas y debutó en el cine como el atormentado Stingo, junto a Meryl Streep en Sophie's Choice. Desde el primer día de filmación, Néstor Almendros, que fotografiaba el drama, me dijo, con su infalible talento de predecir estrellas: ``Es tan modesto que no lo sabe, pero va a llegarmuy, muy lejos''.
Inmediatamente después, en l983, Kevin se reafirmó junto a Glenn Close en The Big Chill, del director Lawrence Kasdan, que fue el primero en captar en cámara la vis cómica de Kline en el humorístico Oeste Silverado y construyó las principales escenas alrededor de los desplantes bravucones de su protagonista.
Estaba lanzando y siguió avanzando con dramas como Violets are Blue, Grand Canyon (también de Kasdan) Cry Freedom y, con especial brillantez en Ice Storm de Ang Lee.
Pero por ninguno de estos roles dramáticos logró la popularidad que lo elevó al Oscar como el medio loco Otto en A Fish Called Wanda. Desde entonces, en los estudios lo querían, primordialmente, para comedias ymás comedias. Su lista de éxitos es larga: In and Out, Fierce Creatures, I Love You to Death, Soapdish, Dave, Wild, Wild West. Lo habían categorizado y es difícil resistirse a una categoría que da tanto dinero.
Cada vez que podía, volvía al teatro y a su gran pasión, Shakespeare. Pero ese Hamlet aclamado en el Public Theatre sólo pudo durar poco tiempo en cartelera, porque los contratos de cine eran ineludibles para elastro. Por suerte se grabó en cinta su actuación, que alcanzó enorme teleaudiencia, sólo una noche, en PBS.
Kline ha vivido tan absorto en su trabajo que esperó a cumplir 42 años para casarse con la actriz Phoebe Cates. Fue en l989 y tienen dos hijos, Owen y Greta, que actuaron junto a papá y mamá en The AnniversaryParty, codirigida por sus íntimos amigos, Alan Cumming y Jennifer Jason Leigh, en 2OOl. También ese año Kline volvió al drama como un arquitecto moribundo en Life is a House, de Irwin Winkler, pero el filme no tuvo impacto taquillero.
Por eso es tan importante la acogida que reciba The Emperors' Club. Si el gran público responde, la Academia nominará a este brillante actor dramático, enyugado por la bendición/maldición de su talento parala comedia. Pero, pase lo que pase, Kevin Kline ha llegado al estrellato y ahí se ha mantenido durante décadas, sin un mal momento, sin un escándalo. Tendrá sus frustraciones, como todo ser humano. Pero alguien que lo conoce de cerca ha dicho: ``Rodando de Broadway a Hollywood en zigzag, la felicidad no es fácil para muchos. Para Kevin, sí''.

RENE JORDAN
Crítico de cine/El Nuevo Herald
Publicado en 2002


©Kevin Kline en español